sábado, 18 de mayo de 2013

Prensa y tecnología, dos sectores condenados a entenderse

 

Justo en la semana del Día Internacional de los Trabajadores y del Día Mundial de la Libertad de Prensa, leíamos que el periodismo es una de las profesiones intelectuales peor pagadas de España, con un salario medio de 20.000 euros brutos anuales, y que la situación laboral de los periodistas europeos y de otros países como Estados Unidos no es mucho mejor; en Europa han perdido su trabajo 12.353 periodistas desde que empezó la crisis, según las cifras publicadas por el Parlamento Europeo esta semana y, en EE UU, desde el año 2.000, las plantillas de las redacciones estadounidenses se han reducido en un total del 30%, según datos del ‘The State of the News Media 2013’.


Semanas antes a la publicación de esta información, saltaba a las portadas de todos los periódicos el acuerdo histórico alcanzado entre el gobierno francés y Google en el  que se estipulaba el pago de 60 millones de euros por el gigante de Internet a la prensa francesa. La demanda de los editores de los medios generalistas franceses hacia la empresa con sede en Mountain View se basaba  en que Google llevaba ejerciendo durante años una posición dominante en la difusión de sus noticias a través de Google News y como consecuencia final les restaba ingresos publicitarios.  Pero, ¿y qué tienen en común estas dos noticias negativas tanto para el gremio periodístico como para el gigante americano?


Además de escuchar cada día la palabra crisis en los medios y fuentes de información globales, pocas han sido las semanas en las que no se ha hablado del futuro de la prensa escrita en correlación con la revolución digital y la crisis financiera de los medios. Sin duda, la industria periodística es uno de los sectores más afectados por la crisis económica mundial y sus efectos directos recaen sobre millones de periodistas de todo el globo. En España han perdido su empleo más de 6.000 periodistas y se han cerrado más de 200 medios de comunicación en los últimos cuatro años, según los datos del Informe Anual de la Profesión Periodística de 2012.


“Para explicar la situación de la prensa en España tras el estallido de la crisis, creo que es interesante hablar del concepto de fragilidad al que se refiere el ensayista y financiero libanés-estadounidense, Nicholas Taleb, en su elogiado libro Antifragile: things that gain from disorder. Viene a decir, grosso modo, que cualquier cambio puede destruir tu negocio, tu vida o lo que sea. En España lo que ha pasado con el periodismo es que se ha vivido en una burbuja económica durante muchos años alimentada por la Administración Pública y por las grandes empresas que ha dado mucho dinero a los medios. ¿Qué pasó? La Administración dejó de ayudar y las grandes cuentas redujeron sus inversiones cuando llegó la crisis y fue en ese momento cuando lo medios se dieron cuenta de que dependían demasiado de este tipo de financiación. Se vino todo abajo porque el modelo de negocio era frágil”, explica Ricardo Galli, fundador de Meneáme, uno de los agregadores de noticias de habla hispana más utilizados en Internet, y gran conocedor de los entresijos del mercado de la prensa española.



Juan Calleja González es periodista y desde hace varios años viene emprendiendo diversos proyectos periodísticos y otros relacionados con las TIC. En quinto de carrera fundó la revista Babel, Premio Joven de Comunicación de la UCM en 2007, y es cofundador de Babylon Magazine, primera revista internacional bilingüe sobre cultura hispánica. En la actualidad Calleja anda sumergido en el mundo de la tecnología y su relación con la cultura y los nuevos caminos del periodismo.


La industria periodística global está  muy tocada porque las empresas e instituciones en épocas de escasez reducen sus presupuestos de publicidad y promoción, una de las principales fuentes de financiación de los mass media, y como consecuencia han disminuido su inversión en los medios –la inversión publicitaria en el caso de los medios españoles se redujo en un 38% entre 2007 y 2011 y la publicidad institucional se rebajó un 63% entre 2007 y 2012, detalla el Informe Anual de la Profesión Periodística–. Pero también, a los medios les afecta la pérdida de poder adquisitivo generalizado en la sociedad y cada vez son menos el número de lectores dispuestos a rascarse los bolsillos por contenidos informativos de pago cuando Internet es una fuente inmensa de noticias e información gratuita.


Así como los usuarios habituales de Internet no cesan de crecer cada día a escala global, las audiencias de los medios digitales en “La Red de Redes” aumentan cada año con respecto a los lectores de papel;  lo que ha llevado a que en España, por ejemplo, a que por primera vez en la historia, la inversión en publicidad en Internet (880 millones de euros) haya superado a la de los periódicos en papel (766) en 2012, como indica el Estudio Infoadex de la inversión publicitaria en España.  Es en este punto en el que entra a escena el buscador de buscadores, Google, y la polémica suscitada con Google News en algunos países europeos.


El imparable éxito de Google radica en sacarle partido, a través de sus singulares herramientas publicitarias a la información que indexa y ofrece gratuitamente. Los contenidos de los medios son la joya de la corona que quieren leer millones de usuarios de todo el mundo y Google News es uno de los sitios web más solicitados por los consumidores de información de actualidad. Pero, a pesar de que los titulares de las noticias indexados en Google News enlazan a los sitios web de los medios originarios de esa información, los editores de las grandes cabeceras francesas han basado su demanda en que la herramienta de noticias de Google da pie a que los usuarios se sientan satisfechos con leer titulares y un par de líneas sobre la noticia y por ello hay una pérdida de visitas a sus webs y como consecuencia una bajada en los ingresos por publicidad.


Al caso francés, le precede el de la prensa belga –pioneros en la lucha contra Google– y ahora les secundan España, Portugal y Alemania. Todos estos países reclaman al gigante americano un canon por utilizar sus contenidos, pero la megaempresa de Internet amenaza con dejar de indexar sus noticias. Este  hecho no interesa a ningún medio, por lo que tendrán que ver si se llegan a soluciones más constructivas como ha sucedido en Francia, por ejemplo, donde el dinero irá destinado a un “fondo de ayuda a la transición digital” con el que tanto Google como la prensa francesa saldrán beneficiados mutuamente optimizando las ganancias por ambas partes a través de los servicios de Adsense y Adwords y aumentando el número de visitas a los medios online a través del buscador.


Por un lado, los medios no quieren dejar de tener indexada su información en Google porque  les proporciona la gran mayoría de las visitas a sites de noticias y trabajan incluyendo publicidad proveniente de Adsense y, por otro lado, la cúpula de Google ha cedido en el caso galo a las pretensiones del Gobierno y medios franceses pagando una millonada pero con la condición de que la prensa se transforme e innove en su presencia online en el buscador. Desde la cúpula directiva de Google son conscientes de la gran demanda que existe por la información periodística y eso significa business: Google Inc. ha ingresado en el primer trimestre de 2013 7.100 millones de dólares en mercados internacionales, fuera de EE UU. ¿Qué porcentaje corresponde a los ingresos de publicidad provenientes de de medios online internacionales o por ingresos indirectos generados por la información producida por éstos?  No hay cifras oficiales, pero si tenemos en cuenta que más de la mitad de la población adulta mundial lee la prensa, 2.500 millones de personas en papel y 600 millones en formato digital, según datos del World Press Trends 2012, hagan sus cálculos.


Tres años antes del histórico caso de Google con los medios franceses, en febrero de 2010, Steve Jobs viajó a Nueva York para reunirse con algunos de los ejecutivos de mayor peso del mundo de la prensa puesto que, tras el éxito del iPod y el iPhone, había presentado ya el primer iPad, producto que revolucionaría de nuevo el consumo de la información y por ello ya tenía en su punto de mira a la industria de los medios de comunicación. Jobs se vio con los mandamases del Wall Street Journal, New York Times, Time, Fortune o News Corporation, entre otros grandes medios internacionales. El objetivo del cofundador de Apple era llegar a acuerdos para incluir los contenidos de sus medios en el App Store y crear versiones exclusivas para el iPad porque quería, según viene reflejado en su biografía oficial escrita por Walter Isaacson, “colaborar con el periodismo de calidad y encontrar la forma de crear productos digitales con los que de verdad pudieran ganar dinero”. Jobs chocó con la barrera que imponían los grandes grupos mediáticos al no querer ceder los datos de los futuros suscriptores a Apple, condición sine qua non de la política de la empresa con base en Cupertino, así como las reticencias de algunos a cederles el 30% de las ganancias por la venta de las aplicaciones.


Uno de los magnates de la prensa con los que hizo migas fue con Rupert Murdoch, quien aceptó todas las condiciones de Jobs ya que creía que no había otra si querían seguir facturando por sus productos de prensa e, incluso, creó un diseño específico del The Daily para el iPad, junto con diseñadores de Apple, con el sueño de volver a hacer viable el negocio de la edición y producción de noticias creando el primer diario exclusivo para una tablet de la historia. Tras una inversión inicial de 30 millones de dólares, y unos 100.000 suscriptores y 250.000 usuarios únicos de media, en diciembre de 2012 el periódico para iPad de Murdoch echó el cierre por carecer de un modelo de negocio sostenible a largo plazo e igualar en pérdidas anuales estimadas la cantidad invertida inicial. Pero, a pesar del fracaso de la apuesta de News Corporation para iPad, si uno investiga y busca en iTunes aplicaciones de los grandes periódicos  y revistas internacionales, están casi todas a la venta o gratuitas tanto para iPhone como para iPad, así como también están disponibles la gran mayoría en el Android Market; y es que los editores de los medios saben los millones de potenciales lectores y clientes que perderían si no crearan las apps de sus medios, a pesar de que aún no estén claras las cifras del negocio de las aplicaciones.


“Jobs estaba vendiendo su producto y los editores, por falta de visión y criterio, pensaron que iba a ser su salvación y ya se ha visto que no”, comenta Gumersindo Lafuente, exdirector de Elmundo.es, Elpais.com y uno de los gurús del periodismo digital en español, argumentando el porqué del fracaso del The Daily y sabedor en primera mano de los malos momentos que vive la prensa mundial. “Otro de los principales problemas de los grandes grupos mediáticos es que se ven obligados a adoptar actitudes defensivas para proteger sus negocios tradicionales y así es muy difícil innovar. Su poder se va a ir diluyendo y entrarán nuevos actores que crearán nuevos productos o comprarán los restos de algunas de las grandes marcas para relanzarlos sólo en versión digital”, subraya el también fundador y exdirector de Soitu.es, uno de los medios online más innovadores de los últimos años en España pero que por falta de resultados económicos en su corta vida digital dio lugar a que su principal accionista, el BBVA, no siguiera respaldando el proyecto. Tanto el caso de The Daily como el de Soitu.es, son experimentos y riesgos que no han funcionado y que vienen surgiendo en la industria de la prensa en los últimos años con el objetivo de encontrar una comunidad de lectores propia en Internet y tener un modelo de negocio que rente el consumo de su información por dicha comunidad.


Pero por otro lado, hay casos de éxito, como sucede con The New York Times, cabecera estadounidense de referencia en su modelo de negocio de suscripción digital a través del pay wall –consiste, en este caso, en que a partir del décimo artículo consumido gratuitamente al mes, el usuario tiene que pagar alguna de las cuotas de suscripción ofertadas–. En 2012, The New York Times alcanzó la cifra de 668.000 suscriptores de pago en su edición digital, año en el que por primera vez el grupo mediático estadounidense editor del prestigioso diario registró más ingresos por pago por los contenidos de sus publicaciones que por publicidad. “Es una solución para un sitio con unas características muy particulares e irrepetibles. Lo que tiene éxito en el NYT puede no tenerlo en otros lugares, eso lo vamos a ver. Hay que buscar recetas y estrategias específicas para medio”, señala Lafuente.


Este éxito ha llevado al NYT a que también, y por primera vez en su historia, incluya su servicio de suscripción de pago fuera de su plataforma propia; en este caso, en la aplicación Flipboard, uno de los agregadores de noticias para smartphones y tablets con mayor número de usuarios del mundo (más de 50 millones en la actualidad). El NYT apuesta por este partnership a pesar de que dos de las revistas más prestigiosas del mundo, Wired y The New Yorker, dejaran de vender espacios publicitarios en “la primera revista social”   por no alcanzar las expectativas de venta generadas y para poder centrarse únicamente en la venta de publicidad en sus propios productos online.


Habrá que valorar los resultados económicos ya que Flipboard tiene aún un corto periodo de vida –fue lanzado en 2010–, pero al igual que sucede con Apple, los principales medios de la prensa internacional ya están disponibles en la aplicación americana y algunos cuentan con maquetación y diseño propio, como es el caso del propio NYT o de la mítica revista Rolling Stone. En otros agregadores de millones de usuarios, como Google Currents, se pueden encontrar también multitud de cabeceras.


La pregunta del millón de dólares sobre cuál es ahora el modelo de negocio no sólo se la hacen muchas de las startups que están naciendo en esta época sino que también se la autoformulan a diario los propietarios, directores y directivos de los medios de comunicación del globo entero. Pero, ¿será posible mantener un modelo de negocio estable durante muchos años en estos tiempos tan cambiantes y de tanta experimentación con las audiencias?


“La clave está en adaptarse a las curvas, pero calibrando muy bien la velocidad para no salirse. El periodismo sin capacidad de reacción no es periodismo, y esto vale también para la empresa periodística”, comenta Virginia Pérez Alonso, vicedirectora editorial del Grupo 20 minutos, medio responsable de la edición del periódico 20 minutos, el segundo diario online en castellano más leído en el mundo según datos de comScore de marzo. “Hay que tener un conocimiento profundo del sector y de todas las tecnologías que puedan contribuir a mejorar la relación con los lectores, y ser capaces de experimentar midiendo muy bien los riesgos pero sin temor al fracaso en algún momento puntual”, enfatiza la directiva, una de las mayores expertas y con más experiencia en el periodismo digital en España.


El diario 20 minutos, a pesar de ser también el diario impreso gratuito número uno en España, está viviendo en sus propias carnes el batacazo provocado por la crisis de la publicidad. Han pasado de tener quince redacciones antes de la crisis a ocho, y de 190 periodistas hace cinco años a 90 en la actualidad. A pesar de estar respaldados por un gran grupo noruego, que es su máximo accionista, como cualquier medio no pueden estar tranquilos sabiendo la que está cayendo ahí fuera y el ritmo al que evolucionan las tecnologías de la información y los nuevos dispositivos portátiles; por ello, necesitan un equipo adaptado a transmitir información e historias en un entorno en constante evolución. “Hoy los medios necesitamos periodistas que sepan, por poner un caso, gestionar un proyecto entero, un producto online por ejemplo. La tarea de un periodista no se puede circunscribir sólo a contar una historia, sino que debe ser capaz de entender las necesidades de un equipo de desarrollo técnico, de ponerse en su lugar para encontrar las mejores funcionalidades, aportar su conocimiento y criterio periodístico para el día a día editorial de ese proyecto…”, apunta Virginia Pérez, para quien la evolución de los medios pasa por “probar diferentes estrategias; dirigir el batacazo de los ingresos provenientes de la publicidad e ir viendo cómo compensarlo por otras vías; e intentando acompasar todo esto con un profundo cambio en los cimientos de una sociedad cada vez más activa y menos silenciosa, con todo lo que esto implica para un medio de comunicación”.


Parece que los medios de comunicación se han puesto las pilas con la nueva forma de consumir información digital, así como los gigantes y nuevos productos de Internet que se nutren de información de actualidad y calidad comprenden que tienen que llegar a entenderse con los medios. No hay más que ver los ejemplos expuestos, u otros como Facebook, que  acaba de lanzar un nuevo diseño que se asemeja a una portada de noticias o cómo Twitter es una herramienta imprescindible a día de hoy para los periodistas de todo el planeta.


En un mundo tan impredecible, sobrecargado de información que viaja a velocidades de vértigo y donde el sistema capitalista ha hecho aguas por todas partes, las palabras del MC español Kase. O “nada cambia si nada cambia” suenan certeras y pueden servir de guía tanto para el sector de la prensa como para el de la tecnología.

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